Tras el inolvidable verano del 92 (aquel en el que Luca y yo nos enamoramos perdidamente), Luca regresó a Bérgamo con la firme convicción de que, de una forma u otra, podríamos vivir nuestro amor... y todo ello a pesar de la gran distancia que nos separaba. Él, que entonces tenía 21 años, tomaba el tren de vez en cuando para visitarme en Módena, según nos había prometido. Pero, como sabemos, las cosas no salieron como esperábamos: mi padre había impedido que ese sentimiento floreciera, y hacía más de veinte años que no nos veíamos. * En Italia, por aquel entonces, aún no existían los móviles, o quizás los primeros que empezaban a popularizarse eran demasiado caros para gente como nosotros... pero al menos al principio, conseguimos hablar un par de veces por teléfono fijo (fui a casa de Sara y él me llamó allí), pero esa forma de vida había empeorado de alguna manera nuestra relación, debido a los inevitables malentendidos que a menudo surgían por celos o malos entendidos. * Me pasaba los días masturbándome, pensando en nosotros dos y en aquellas veces que hicimos el amor en la playa de Torre San Giovanni, o teniendo sexo con mi mejor amiga (con quien hacía poco había empezado una relación lésbica, casi como un juego), quien, cuando me hacía llegar al orgasmo con los dedos y la lengua, me aconsejaba cerrar los ojos e imaginar que era él tocándome. * En el 94, Luca me confesó que había empezado a salir con una compañera de la universidad, pero que siempre me llevaría en su corazón, porque nada ni nadie borraría jamás lo que sentía por mí. * Eso, para mí, fue un golpe increíble, que tendría consecuencias devastadoras para el resto de mi joven vida...
Fecha: 28-10-2025 07:28:39
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Futura
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Informe falso (FAKE)
