Mi esposa de verdad la castigó así el sábado pasado delante del repartidor de pizzas, esperando un buen castigo. Pero la cosa salió mal porque el repartidor, que no es italiano, me preguntó si podía azotarla y yo, el imbécil, le di permiso. Así que se acomodó en una silla y la guarrilla se levantó de la cama y se inclinó sobre sus piernas, concretamente entre ellas, de modo que quedó inmovilizada con la cabeza en el suelo. Le dieron fuertes azotes en el trasero hasta que se le pusieron azul marino 😉 y mientras tanto la masajeaba para comprobar la homogeneidad del color. Hace años que aprendió.
Fecha: 01-08-2025 08:57:02
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MasterSlave
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Informe falso (FAKE)